viernes, 18 de septiembre de 2009

A FERNANDO PEREZNIETO CASTRO.

Como un recuerdo afectuoso a mi amigo, primo y hermano.

Calaca Renacentista.

Por ventana medieval del Castello Mediceo, extasiado Pereznieto se esforzaba en capturar la majestad de Florencia en plácido atardecer, tratando de imaginar el cómo corresponder tanta belleza ofrecida con sólo querer mirar. Mas aquí, sutil como es, lo empezó a rondar Morfeo.

Gayo desfile iniciose con onírico esplendor: fantasmas de rojo atuendo, castillos, grabados, prensas, un Baco en tonel jinete, hologramas, mucha tinta, óleos, muestras y conciertos, caratas de buen vino, eróticos instrumentos, todo de un vivo color, cuando una sombra difusa que arrastraba largas trenzas airada le preguntó: qué, el león no es como se pinta?...y esa sombra era la Parca en su eterno desatino.

No consiento que del león un simple mortal se valga pues este gatote es, de la selva soberano y con la excusa que das de intentar en un tratado alabar lo que por Parca en mi muerte no he lucido, contigo me quedaré hasta verte arrepentido y canceles el proyecto que te tiene arrebatado, quieto permanecerás, no moverás ni una mano si de tu mente no ahuyentas el Tratado de la Nalga !.

Piensa caro "Pirishnieto" que este tema tan sobado ha calentado la testa de los más sabios del mundo, desde Adán a García Márquez, Napoleón, Dante y Tiziano, y ni uno sólo ha logrado de acuerdo poner a todos. Hay quien de una nalga espera que sea polvo de otros lodos, otro afirma que la nalga sólo es protección del ano, y encontradas opiniones sobre asunto tan profundo sólo coinciden en que, cualquier nalga es buen bocado.

Pensándolo bien mi Fer, cual te dijo Poncho Ortega, yo tan carente de carne mi osamenta ya no aguanto; si honrar quisieras un trato yo te condono el castigo. Sólo piensa que al cumplirlo alivianarás mi friega, no creo que mi pretensión a tu gozo reste encanto: cuanta nalga a tí te sobre, pásamela como amigo !!.

México, D.F., Octubre/Noviembre de 1988.

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