sábado, 12 de septiembre de 2009

EL ROMANCE ? DE LA VENDEPOZOL

Una tarde cualquiera del mes de mayo en Nacajuca, Tabasco, con la "fresca"de las cuatro de la tarde (sólo 39°), caminaba de regreso a su casa de jahuacte la Vieja Cleofas la Vendepozol. Día con día desde las seis de la mañana se instalaba a un costado del parquecito del pueblo para vender el pozol que había molido poco antes hasta hacerlo una masa que desbarataba en agua batiéndola con las manos que metía hasta poco arriba de las muñecas dentro de una gran jícara, especial para esos menesteres, muy bien ahumada y que ponía sobre una mesita de madera que sacaba de la casa de una su amiga frente al parque y que le daba el lugar para guardarla cada tarde.

El pozol ya batido lo servía a sus clientes en jícaras pequeñas, también ahumadas, que todo mundo conocía como "cocos" porque eran bien redondas y les cortaban un pedazo para beber la mezcla por esa parte; en un extremo de la mesita sobre un pedazo de papel de estraza, ofrecía dulces de leche, de coco con panela y de coco con piña o de cocoblanco para mordisquear con cada trago de pozol.

Con el pozol amasado, seco, formaba marquetas de más o menos medio kilo que igual vendía a los que querían llevarlo para batir en sus casas y beberlo meciéndose en su hamaca a la sombra de un buen tamarindo. A estas marquetas de pozol se las ha llamado desde siempre "pelotas de pozol" .

Decía al principio que la Vieja Cleofas la Vendepozol caminaba de regreso a su casa por una calle que, aún cuando bastante céntrica, nunca había sido pavimentada, el piso era de tierra rojiza salpicada con mogotes de zacate muy verde a pesar de la sequía de la época, que al pisarlo descalzo daba una grata sensación de frescura. Llevaba guindando de un brazo un morralón viejo y medio agujerado en que acarreaba el pozol y los dulces que le quedaron sin vender. Al pasar frente a la casa de Don Heterodoxo el Botijón, estaba éste medio recostado y medio sentado en un sillón mecedor de mimbre deshilachado a la sombra del corredorcito de adelante, y saludó la Vendepozol:

-- taardes don Tosho qué dice la calor ? , me vasté a coger hoy ? ;
-- si Vieja pero en pelota ;
-- ah qué don Tosho ! orita ya lo traigo todo batido;
-- bueno Vieja, pues a ver si mañana sí te cojo ...

2 comentarios:

abuela cazadora dijo...

Ja ja ja. No conocía esta anécdota . ¡Buenísima!. Me alegraste la mañana.

Fernando Alday Pereznieto dijo...

En realidad se trata de un viejo cuento con libreto adaptado para post.
Con esta profunda reverencia te agradezco el comentario.