sábado, 12 de diciembre de 2009

APOTEOSIS DEL TITIRITERO.

16 de Junio de 2009, mítin en la explanada de Iztapalapa, instruyó el Pegítimo a Marcelito: una vez que Juanito gane y renuncie le propondrás a la Asamblea Legilativa del Distrito Federal (ALDF) que nombre a Clara Brugada como jefa delegacional en Iztapalapa.

Siempre fiel al papel que le corresponde desempeñar, Marcelito declaró a la prensa: AMLO no me consultó respecto a la solución que planteó para el caso Iztapalapa (El Universal, 18 de Junio de 2009). < como si a cualquier animal del circo el domador debiera consultarle sobre las órdenes que le dicte >.

De esta manera, diáfana y transparente, el Pegítimo dió a conocer a 120 millones de enanitos mexicanos cómo aseguraría el jugoso botín que significan casi 2 millones de paniaguados y 4,000 millones de pesos que, en estos momentos de catarrito (según Carstens), son muy apetecibles por lo que pudiera ocurrir dentro de un ratito. Quizá una nueva campaña de autodesignación como presidente legítimo, una cadena de radio y televisión al servicio exclusivo de su noble causa, apoyos y manutención a las fuerzas de choque (ambulantes, taxistas piratas, tortas, refrescos, camistas y gorras para los acarreados, etc.).

Los principales protagonistas del lastimoso sainete, después de superar todos los obstáculos y sinsabores que marcaba el libreto y coronados con éxito todos los ensayos, llegaron al Jueves 11 de Diciembre (ayer).

Poco después del amanecer ( 7:45 horas) la ALDF recibió formalmente la propuesta de Marcelito para que designaran a Clara Brugada (Clarita para sus fans) como delegada en Iztapalapa; los madrugadores y esforzados entreguistas --perdón-- asambleístas, más rápido que inmediatamente procedieron a cumplir a cabalidad con las órdenes llegadas desde lo más alto y designaron a Clarita para ocupar el honroso cargo por el que tanto luchó a brazo partido.

¿Que cómo logró el Pegítimo que se hiciera su voluntad en los bueyes de sus gueyes?; fué de lo más sencillo dentro de la "ciencia" política: cortó todos los hilos con que movía a sus títeres (Dante, Ortega, Godoy, Bejarano, Padierna, Martí, Marcelito, Asambleístas, etc.) y que muchas veces los hacía enredarse con ellos y empezó a manejarlos diestramente mediante un control remoto inalámbrico. Tal ha sido la mejoría observada que ya estudia acusiosamente cómo utilizar
el mismo sistema con los Voladores de Papantla.

¿Y el Carnal?... por ahí debe andar con la colita parada dando vueltas alegremente entre las piernas de su amo, el Pegítimo, rogando por una palmadita de simpatía en sus lomos lampiños y con el hocico babeando en espera de más instrucciones para que ejecute las nuevas suertes que sigan allanando el camino que la austeridad juarista ha destinado al Amo para coronarse como Dueño del País del Zócalo.

Con tal motivo, Marcelino, dedica ya todas sus energías a mejorar sus capacidades tales como: caminar erguido sobre sus patas traseras, bailar con bonete de payasito y falda de ballet, girar sobre sí mismo hasta alcanzar a morder su propio rabo, saltar por el centro de un aro de fuego, rodar por el suelo, echar maromas hacia atrás, caminar en dos patas sobre una cuerda floja, y algunas más cuyo grado de dificultad tiene en estudio.

Su nobleza y abnegación lo libraron de la sentencia bíblica que alguna vez recayó sobre el perro de la Tía Cleta, que el día que ladró le rompieron el hocico; por fortuna, en caso de este patiño inalámbrico, el único ladrido que se supone emitió fué un estornudo mal administrado y eso le valió que el hocico se lo llenara su Amo de billetes de la Casa de Moneda de Iztapalapa.
De ahora en adelante la principal encomienda oficial para Marcelino es sentarse tranquilamente por las noches para aullar a la luna (que alguna vez soñó era de queso) con devoción y con la satisfacción del deber cumplido.

El Marcelo de Tin Tán no era cómico pero tocaba la guitarra y cantaba, el Marcelo del Pegítimo no toca la guitarra, no canta, y es patético hasta la nausea.

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