martes, 5 de enero de 2010

UNO DE MILAGRO !!.

Esta es la fachada de la Iglesia de Santa Ana, en el barrio de Triana en Sevilla.

El pueblo de Morón de la Frontera está ubicado a unos 68 kilómetros al suroeste de Sevilla, con una población de 28,000 habitantes.
Allí vivía el matrimonio formado por Almudena Linares y Santiago Molinos, ella de 28 abriles bastante bien servidos y él, un mocetón robusto y fuerte que rondaba los 40 años.

Diez años atrás les nacieron un par de varones gemelos iguales, a los que, hasta la fecha, aún a los propios padres costaba mucha dificultad distinguir cuál era cual, eran idénticos. Llevaron por nombres los rapaces, uno Bartolomé y el otro Cipriano. Por desgracia este último resultó ser mudo, más mudo que una lombríz.

Sin embargo, la familia pronto se acostumbró a vivir con esa deficiencia de uno de sus retoños, aunque sin perder la esperanza de algún día lograr su curación. Y así llegaron los dos peques a las edades de los diez años.

Por esas fechas, comienzos del mes de Julio, una vecina de Almudena le contó algunas novedades recién acaecidas en Sevilla; la más importante relacionada con supuestos milagros que atribuía la gente a la Señora Santa Ana, patrona de la Iglesia que lleva Su nombre en Sevilla. Al punto Almudena lo comentó a su marido Santiago y ambos acordaron llevar al crío ante la presencia de la Santa para implorar sus favores y la cura de Cipriano.

A la Señora Santa Ana se la festeja, precisamente, durante los días del 21 al 26 de Julio con la muy afamada "Velá de Santa Ana". Ninguna ocasión podía ser mejor para postrarse de hinojos a los pies de tan milagrosa Señora. Almudena se encargó enseguida de comprar dos pasajes en el bus para ella y para el mudo, Santiago y Bartolomé se quedarían en casa aguardando su regreso para la misma noche.

Amaneció el día 21, listos Almudena y su mudo, caminaron para abordar el autocar, llevando de una mano al crío y en la otra, una pequeña bolsa con cuatro bocadillos de patatas con chorizo para pasar el día.

Sin contratiempo alguno, el bus recorrió los 68 kilómetros que distaba Morón de la Frontera de Sevilla, llegando a eso de las diez de la mañana. Sin pérdida de tiempo, Almudena y su mudo echaron a andar hasta la Iglesia de Santa Ana, en pleno centro del Barrio de Triana.

Todos sabemos que en ocasión de festejos mayores, la Iglesia a la que le tocan es objeto de una retocadita para dejarla más presentable a los ojos de los fieles que a ella asisten.

Los alarifes y albañiles encargados de las restauraciones se encontraban todavía a medio desarmar un andamio adosado a la fachada a un lado de la entrada principal del templo, y al momento de pasar Almudena y el mudo, cayó del andamio un trozo de cemento que vino a rebotar en la cabeza del que jamás había pronunciado palabra alguna. Al sentir el dolor del porrazo, el mudo llevó ambas manos a la cabeza y...gritó: " ME CAGO EN MI PADRE !!!".

Ante la consumación del milagro tan deseado, Almudena cayó de rodillas y abrazando al crío clamaba a los cuatro vientos: " Milagro, milagro, Señá Santa Ana hizo el milagro, milagro, milagro !!!". Pasada la conmoción propia del emotivo momento, Almudena se apresuró a llegar hasta las oficinas del telégrafo para enterar a su marido de la milagrosa noticia. El texto que envió rezaba; "Señá Santa Ana hizo milagro punto El mudo habló punto Primeras palabras: Me CAGO en MI PADRE punto Espero respuesta punto.

Un rato después llegó la respuesta de Santiago que, a la letra, decía: " Y yo me CAGO en SU MADRE porque al mudo lo habéis dejado en casa!!!. Atentamente.

Pero, qué quiere Usted?, así son estos negocios de los ultramarinos.

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