lunes, 4 de enero de 2010

LOS MALOS ENTENDIDOS.



Desde fines del mes de Marzo y hasta fines del de Septiembre, temprano por las mañanas pasan sobre mi casa, de oriente a poniente ,parvadas de Pericos Verdes, conocidos también como Esmeraldas, dejando oir desde lejos su estridencia y algarabía hasta posarse en las ramas de un viejo Cedro, que ya está casi seco, que creció en lo que ahora es parte de mi jardín a orillas de la Laguna de las Ilusiones. Al poco rato de entreternos con sus gritos y revoloteos y de verlos parados -casi siempre- en parejas en las ramas más altas en donde el sol hace lucir sus verdes túnicas, reanudan el vuelo cruzando la Laguna con rumbo al Poniente. Por las tardes, a eso de las cinco comienzan a regresar a sus nidales haciendo, casi siempre, otra escala en nuestro Cedro.

Este Perico Esmeralda habita desde el sur de México hasta el norte de Nicaragua, y sus nidos y habitaciones los construyen, por lo general, en las ramas más altas de árboles secos que pueden escarbar y acondicionar con mayor facilidad. Cuando pasan en parvadas pequeñas y tienes tiempo de contarlos, te das cuenta de que casi siempre son en números pares y permanecen en parejas mientras toman descansos durante sus travesías.

Los Pericos Verdes han sido tradicionalmente famosos por los cuentos, picarescos con frecuencia, en los que la tradición popular los ha hecho protagonistas, y con gran éxito por cierto !!.

Uno de esos cuentos podría ser más o menos así: hubo una vez en una pequeña ranchería de Tabasco, una granjita que, como todas en esos tiempos, tenía un corral en el que habitaban unas cuantas gallinas medio piojosas y unas tres o cuatro cotorritas verdes que compartían esa plaga en sus plumajes que empezaban a ralearse. Para tratar de atender a las gallinas en algo de lo que pudiera ofrecérseles había un gallo que alguna vez fúe joven, apuesto, mandón y muy cumplidor. Mas todos sabemos, algunos de oídas y otros por propias experiencias, que todo por servir y acaba por NO servir. Aquellas características pasaron a mejor vida.

Para la correspondiente atención de las cotorritas trataba de subsistir un maltratado cotorrón que compartía con el viejo gallo la declinación -cada vez más acelerada- de sus capacidades satisfactorias para el sexo opuesto. El gallo tenía que ser despertado de madrugada por alguna de sus frustradas compañeras para que ordenara al sol que iniciara su recorrido por el horizonte; todos hemos sabido que esas órdenes sólo las acata el Astro Rey si van contenidas en las notas del marcial canto que caracteriza a estos plumíferos. Pero en este caso nuestro héroe ya solamente emite sonidos extraños que más se asemejan a ruidos intestinales de media digestión. Sus plumas ya son escasas y sin brillo alguno, su otrora hermosa y enhiesta cola hoy es apenas un conjunto de cañones de las que fueron plumas entre las que asoma la punta del "tis".
Por lo consiguiente, el cotorrón viejo viene a ser una copia al carbón de su compadre el gallo.

Así pasaba la vida --Sic transit gloria mundi diría el Dante-- en aquel corral que decaía y se apagaba día tras día ... pero una mañana una de las gallinas comenzo a cacarear a voz en cuello: compañeras de infortunio, me ha llegado la buena nueva de que este mediodía se instalará en este corral, para hacerse cargo de nuestra "educación", el Maestro Perico el de los Palotes !!. Se dice que por su oficio lo conoceréis y, si además ostenta el título de Maestro, imaginemos por un momento la de maravillas que podrá enseñarnos para educarnos como se debe a señoras gallinas de nuestra alcurnia. La tres o cuatro cotorritas escucharon con atención la entusiasta perorata de la gallina y consideraron que ellas también tendrían derecho al beneficio de esas doctas enseñanzas, sobre todo siendo el Maestro alguien de su misma raza.

De inmediato procedieron todas a acicalarse lo mejor posible para causar buena impresión a Perico el de los Palotes, y para el mediodía ya estaban muy alistranadas y esperando impacientes el arribo del Maestro de los Palotes. Por fín se escuchó detrás de una mata de caimito un vigoroso aletear e hizo su aparición el Maestro. Desde que se posó en tierra se hizo notar su gallardía y prestancia, su vestimenta, especialmente pulida, de un refulgente Verde Esmeralda casi cegó a las dispuestas discípulas, sus anteojos montados a mitad de su corvo pico lo dotaban de una aureola de sabiduría y experiencia de la vida. Todo y mucho más de lo que las gallinas habían llegado a imaginar.

Don Perico el de los Palotes se paseó con gravedad frente a las gallinas y cotorritas que se habían formado ordenadamente, emitiendo pequeños graznidos que parecían ser de satisfacción ante lo que se mostraba ante sus ojos. Terminada su inspección se plantó ante el grupo, abrió la cartera que llevaba bajo una de sus alas y, tras un leve carraspeo, dijo así:

Señoras gallinas y cotorritas de este corral, he sido muy honrado al haber sido designado personalmente por la Maestrelba Cotorrona para hacerme cargo de dar inicio a los trabajos de alfabetización de los corrales de esta ranchería de "Quitacalzón" y en este momento en que declaro solemnemente iniciados los trabajos a mí encomendados, hago entrega a ustedes del material didáctico que con tanto esfuerzo les obsequia el Gobierno de la República.

Daremos inicio de inmediato a nuestras labores para lo cual todas ustedes deberán hacer cuatro planas completas de PALOTES para su evaluación inicial, y poder continuar más adelante con el aprendizaje de todo el abecedario.

WHAT? cacarearon a una gallinas y cotorritas y se abalanzaron para pambacear nutridamente a la pinche gallina que, por rumoróloga, las había emcampanado a lo puritito GUEY.

El Maestro de los Palotes dejó tierras tabasqueñas pasadas unas pocas semanas, pero lo hizo muy herido en su amor propio por las maledicencias de algunos tabasqueños chismosos y de muy mala leche. Qué creen ustedes , gente de buena fé ?, pretendieron endilgarle , seguramente por la coincidencia en el colorido de ambos, la paternidad del Niño Verde, excelsa rata de dos patas que trama sus variopintos trinquetes arrellanado en su escaño de senador de esta fallida república. Háganme ustedes el refabrón cavor !!!.

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