domingo, 24 de enero de 2010

LA ULTIMA NOCHE DEL MUNDO.

Cuento de Ray Bradbury incluído en su colección "El Hombre Ilustrado".


--¿Qué harías si supieras que ésta es la última noche del mundo?.
--¿Qué haría? ¿Lo dices en serio?
-- Sí, en serio
--No sé. No lo he pensado.
El hombre se sirvió un poco más de café. En el fondo del vestíbulo las niñas jugaban sobre la alfombra con unos cubos de madera, bajo la luz de las lámparas verdes. En el aire de la tarde había un suave y limpio olor a café tostado.
--Bueno, será mejor que empieces a pensarlo.
--¡No lo dirás en serio!.
El hombre asintió.
--¿Una guerra?.
El hombre sacudió la cabeza.
--¿No la bomba atómica, o una bomba de hidrógeno?.
--No.
--¿Una guerra bacteriológica?.
--Nada de eso --dijo el hombre, revolviendo suavemente el café-- sólo, digamos, un libro que se cierra.
--Me parece que no entiendo.
--No. yo tampoco, realmente. Sólo es un presentimiento. A veces me asusta. A veces no siento ningún miedo, y sólo una cierta paz. --Miró a las niñas y los cabellos amarillos que brillaban a la luz de la lámpara--No te lo he dicho. Ocurrió por vez primera hace cuatro noches.
--¿Qué?
--Un sueño. Soñé que todo iba a terminar. Una voz irreconocible, pero una voz de todos modos. Y me decía que todo iba a detenerse en la Tierra. No pensé mucho en ese sueño al día siguiente, pero fuí a la oficina y a media tarde sorprendí a Stan Willis mirando por la ventana, y le pregunté: "¿Qué piensas Stan?", y él me dijo: "tuve un sueño anoche". Antes de que me lo contara yo ya sabía qué sueño era ése. Podía habérselo dicho. Pero dejé que me lo contara.
--¿Era el mismo sueño?
--Idéntico. Le dije a Stan que yo había soñado lo mismo. No pareció sorprenderse. Al contrario, se tranquilizó. Luego nos pusimos a pasear por la oficina, sin darnos cuenta. No concertamos nada. Nos pusimos a caminar, simplemente cada uno por su lado, y en todas partes vimos gentes con los ojos clavados en los escritorios, o que se observaban las manos, o que miraban la calle. Hablé con algunos. Stan hizo lo mismo.
--¿Y todos habían soñado?
--Todos. El mismo sueño, exactamente.
--¿Crees que será cierto?
--Si, nunca estuve más seguro.
--¿Y para cuándo terminará? El mundo, quiero decir.
--Para nosotros, en cierto momento de la noche. Y a medida que la noche vaya moviéndose alrededor del mundo, llegará el fin. Tardará veinticuatro horas.
Durante unos instantes no tocaron el café. Luego levantaron lentamente las tazas y bebieron mirándose a los ojos.
--¿Merecemos ésto?--preguntó la mujer.
--No se trata de merecerlo o no. Es así simplemente. Tú misma no has tratado de negarlo.¿Por qué?
--Creo tener una razón.
--¿La que tenían todos en la oficina?
La mujer asintió.
--No quise decirte nada. Fué anoche. Y hoy las vecinas hablaban de éso entre ellas. Todas soñaron lo mismo. Pensé que era sólo una coincidencia.--La mujer levantó de la mesa el diario de la tarde-- Los periódicos no dicen nada.
--Todo el mundo lo sabe. No es necesario.--El hombre se reclinó en la silla mirádola--¿Tienes miedo?
--No. Siempre pensé que tendría mucho miedo, pero no.
--¿Dónde está ese instinto de conservación del que tanto se habla?
--No lo sé. Nadie se excita demasiado cuando todo es lógico. De acuerdo con nuestras vidas, no podía pasar otra cosa.
--No hemos sido tan malos, ¿no es cierto?
--No. Pero tampoco demasiado buenos. Me parece que es eso. No hemos sido casi nada, excepto nosotros mismos, mientras que casi todos los demás han sido muchas cosas, muchas cosas abominables.
En el vestíbulo las niñas se reían.
--Siempre pensé que cuando ésto ocurriera la gente se pondría a gritar en las calles.
--Pues no. La gente no grita ante la realidad de las cosas.
--¿Sabes?, te perderé a tí y a las chicas. Nunca me gustó la ciudad, ni mi trabajo, ni nada. Salvo vosotros tres. No me faltará nada más. Salvo quizás, los cambios de tiempo, y un vaso de agua helada cuando hace calor, y el sueño. ¿Cómo podemos estar aquí, sentados, hablando de este modo?.
--No se puede hacer otra cosa.
--Claro, eso es; pues si no estaríamos haciéndolo. Me imagino que hoy, por primera vez en la historia del mundo, todos saben qué van a hacer por la noche.
--Me pregunto, sin embargo, qué harán los otros esta tarde y durante las próximas horas.
--Ir al teatro, escuchar la radio, mirar la televisión, jugar a las cartas, acostar a los niños, acostarse. Como siempre.
--En cierto modo, podemos estar orgullosos de eso... como siempre.
El hombre permaneció inmovil durante un rato y al fin se sirvió otro café.
--¿Por qué crees que será esta noche?.
--Porque sí.
--¿Por qué no alguna otra noche del siglo pasado, o de hace cinco siglos o diez?.
--Quizá porque nunca fué 19 de octubre de 2069, y ahora sí. Quizá porque esa fecha significa más que ninguna otra. Quizá porque este año las cosas son como son, en todo el mundo, y por eso es el fin.
--Hay bombarderos que esta noche estarán cumpliendo su vuelta de ida y vuelta a través del océano y que nunca llegarán a tierra.
--Eso también lo explica, en parte.
--Bueno --dijo el hombre incorporándose--¿qué hacemos ahora? ¿lavamos los platos?
Lavaron los platos y los apilaron con un cuidado especial. A las ocho y media acostaron a las niñas y les dieron el beso de buenas noches y apagaron las luces del cuarto y entornaron la puerta.
--No sé...--dijo el marido al salir del dormitorio, mirando hacia atrás, con la pipa entre los labios.
--¿Qué?.
--¿Cerraremos la puerta del todo, o la dejaremos así, entornada, para que entre un poco de luz?.
--¿Lo sabrán también las chicas?.
--No, naturalmente que no.
El hombre y la mujer se sentaron y leyeron los periódicos y hablaron y escucharon un poco de música, y luego observaron, juntos, las brasas de la chimenea mientras el reloj daba las diez y media y las once y las once y media. Pensaron en otras gentes del mundo, que también habían pasado la velada cada uno a su modo.
--Bueno --dijo el hombre al fin.
Besó a su mujer durante un rato.
--Nos hemos llevado bién, después de todo --dijo la mujer.
--¿Tienes ganas de llorar? --le preguntó el hombre.
--Creo que no.
Recorrieron la casa y apagaron las luces y entraron en el dormitorio. Se desvistieron en la fresca oscuridad de la noche, y retiraron las colchas.
--Las sábanas son tan limpias y frescas.
--Estoy cansada.
--Todos estamos cansados.
Se metieron en la cama.
--Un momento --dijo la mujer.
El hombre oyó que su mujer se levantaba y entraba en la cocina. Un momento después estaba de vuelta.
--Me había olvidado de cerrar los grifos.
Había algo tan cómico que el hombre tuvo que reírse.La mujer también se rió. Sí, lo que había hecho era cómico deveras. Al fin dejaron de reírse, y se tendieron inmóviles en el fresco lecho nocturno, tomados de las manos y con las cabezas muy juntas.

--Buenas noches --dijo el hombre después de un rato.
--Buenas noches --dijo la mujer

jueves, 7 de enero de 2010

MAGNIFICO "QUITE"!!

ANTECEDENTE HISTORICO.



Las corridas de toros en España, tal como las conocemos hoy datan del siglo XVIII, cuando la nobleza abandonó el toreo a caballo y la plebe comienza a hacerlo a pie. En un principio no existían tercios, ni orden, ni reglas en las c uadrillas; y es Francisco Romero el primer diestro que pone orden a la fiesta y el creador de la muleta tal como se conserva hasta la actualidad.



LAS CORRIDAS DE TOROS.



En España las corridas empiezan a las cinco de la tarde en marzo, retrasándose paulatinamente hasta las siete en agosto, y adelantándose hasta las seis en otoño.

Cuando en el reloj de la plaza suenan las campanadas a la hora señalada por la "autoridá" para comenzar la corrida, el presidente muestra el pañuelo blanco, y los clarineros y los timbaleros hacen sonar sus instrumentos anunciando el comienzo del espectáculo. A continuación con las primeras notas del pasodoble El Gato Montés arranca desde la puerta de cuadrillas el paseíllo de rigor.

La cuadrilla de los toreros que realizan este paseíllo están compuestas por autoridades y ejecutantes de la manera siguiente:

Abren plaza dos alguacilillos a caballo, detrás, en primera fila, los tres toreros alternantes; en segunda fila, los tres banderilleros del primer torero; en tercera fila, los tres banderilleros del segundo torero; y en cuarta fila, los tres baderilleros del tercer torero. Detrás, de dos en dos, los picadores a caballo y al final, los mozos y areneros, las mulas y los mulilleros.

El alguacilillo es el agente encargado de transmitir y ejecutar las órdenes del presidente durante las corridas de toros. Vestido de negro y con sombrero recuerda la indumentaria de la época de Carlos IV. Es el primero de los miembros del paseíllo que sale al ruedo de la plaza al que da una vuelta, saluda al palco de la "autoridá" de quien, simbólicamente, recoge las llaves de "toriles" y regresa hasta la puerta de cuadrillas para encabezar el paseíllo; más tarde es también el encargado de entregar los premios otorgados por el presidente a los toreros que se hayan hecho merecedores.


Y UNOS AFICIONADOS.

En la Taberna Los Timbales en la calle de Alcalá de Madrid, los martes y los jueves a eso del medio día se reunían puntualmente tres buenos amigos que compartían una grande afición por la fiesta de los toros.
Varios años llevaban ya Laureano, Sabastián y Josema de ocupar dos veces por semana la misma mesa en esta taberna, mesa con una cubierta de madera gruesa y muy vieja, con cuatro patas cuadradas, barnizada en color café muy oscuro y marcada profusamente con quemaduras de cigarrillos. Aquella de ese rincón del fondo sobre la que luce un viejo retrato de Cagancho, el Gitano de los Ojos Verdes.
Las conversaciones abundaban siempre en sus diferentes opiniones sobre los toreros preferidos, las plazas de toros españolas, las ferias taurinas del año que corría, las ganaderías, los mejores quites que habían presenciado o de los que estaban esterados. Que si Antonio Bienvenida, Joselito Huerta, Pedro Martínez "Pedrés", Manolete, Belmonte, el Cordobés, etc. Que si la plaza de Ronda, la de Las Ventas de Madrid, la de La Real Maestranza de Sevilla, La Monumental de Pamplona. Que si la feria de Pedro Romero, la de San Isidro, la de Sevilla, la de San Fermín. Que si la ganadería de Miura, la de Palha, la de Zalduendo, la de Cuadri, la de Victorino Martín ... Y así tenían material más que sobrado para entretener el ocio del día.

Tenían ya enfrente un segundo chato de Fino acompañado de unas tapas que estaban de rechupete: fuet, longaniza, gambas rojas con ajo y perejil, espárragos, chipirones, algo de jabugo, etc. El tema de plática en este día sería sobre "quites oportunos y lucidores" que habían llegado a considerarse casi como de antología y, estando a punto de iniciarse la charla, se acercó a la mesa otro parroquiano frecuente ya conocido de ellos cuyos compañeros de mesa aún no se aparecían. Paco Ortega era su nombre; regordete, de baja estatura, de naríz ancha y prominente, cara enrojecida, muy oloroso a agua de colonia y con manos de reciente manicura.
Josema, Laureano y Sebastián le invitan a compartir un chato y unas tapas en tanto llegan sus contertulios.
Laureano retoma el tema de los quites, algunos tan oportunos y eficientes que con seguridad habían salvado las vidas de los involucrados. Recuerda Laureano aquel quite por chicuelinas de Joselito Huerta en la Feria de San Isidro de 1956 con el que pudo librar de una grave cornada a su mozo de confianza Pepete.
Por su parte, Josema revivió aquel otro por gaoneras que le hizo Pedrés a un miura -como catedral, astifino- que pudo haber matado a su banderillero El Niñosabio en una corrida en la Maestranza de Sevilla durante la feria de 1958.
El recién llegado Paco Ortega, que ciertamente no se hacía notar por sus conocimientos sobre la fiesta, decidió participar en el tema que se tocaba, y trás un discreto carraspeo para despejar la garganta, intervino:
-- Pues aquí donde me véis he de deciros, en estricta confianza, que si hoy estoy con vida lo debo también a un inesperado quite.
-- Pero si tú, salta al punto Sebastián, lo más cerca que has estado de un toro es cuando te ponen enfrente un bisté!!, ¿Cómo coño le debes la vida a un quite... nos estás camelando o qué?-
-- Nada más lejos de eso Sebastián, dice Paco, es que no me habéis dejado completar mi dicho. El quite al yo me refiero es al de pantaletas que un payo malasombra dió a mi madre en un callejón oscuro de Triana durante la feria hace treinta y cinco años!!. Joder!! que cada quien vive por causas muy diferentes, pero aquí de lo que ha venido hablando es de cogidas o de la inminencia de ellas.

Pues nada, que este Fino que viene es por mi cuenta y que haya salud!!, brindó Paco Ortega.

martes, 5 de enero de 2010

UNO DE MILAGRO !!.

Esta es la fachada de la Iglesia de Santa Ana, en el barrio de Triana en Sevilla.

El pueblo de Morón de la Frontera está ubicado a unos 68 kilómetros al suroeste de Sevilla, con una población de 28,000 habitantes.
Allí vivía el matrimonio formado por Almudena Linares y Santiago Molinos, ella de 28 abriles bastante bien servidos y él, un mocetón robusto y fuerte que rondaba los 40 años.

Diez años atrás les nacieron un par de varones gemelos iguales, a los que, hasta la fecha, aún a los propios padres costaba mucha dificultad distinguir cuál era cual, eran idénticos. Llevaron por nombres los rapaces, uno Bartolomé y el otro Cipriano. Por desgracia este último resultó ser mudo, más mudo que una lombríz.

Sin embargo, la familia pronto se acostumbró a vivir con esa deficiencia de uno de sus retoños, aunque sin perder la esperanza de algún día lograr su curación. Y así llegaron los dos peques a las edades de los diez años.

Por esas fechas, comienzos del mes de Julio, una vecina de Almudena le contó algunas novedades recién acaecidas en Sevilla; la más importante relacionada con supuestos milagros que atribuía la gente a la Señora Santa Ana, patrona de la Iglesia que lleva Su nombre en Sevilla. Al punto Almudena lo comentó a su marido Santiago y ambos acordaron llevar al crío ante la presencia de la Santa para implorar sus favores y la cura de Cipriano.

A la Señora Santa Ana se la festeja, precisamente, durante los días del 21 al 26 de Julio con la muy afamada "Velá de Santa Ana". Ninguna ocasión podía ser mejor para postrarse de hinojos a los pies de tan milagrosa Señora. Almudena se encargó enseguida de comprar dos pasajes en el bus para ella y para el mudo, Santiago y Bartolomé se quedarían en casa aguardando su regreso para la misma noche.

Amaneció el día 21, listos Almudena y su mudo, caminaron para abordar el autocar, llevando de una mano al crío y en la otra, una pequeña bolsa con cuatro bocadillos de patatas con chorizo para pasar el día.

Sin contratiempo alguno, el bus recorrió los 68 kilómetros que distaba Morón de la Frontera de Sevilla, llegando a eso de las diez de la mañana. Sin pérdida de tiempo, Almudena y su mudo echaron a andar hasta la Iglesia de Santa Ana, en pleno centro del Barrio de Triana.

Todos sabemos que en ocasión de festejos mayores, la Iglesia a la que le tocan es objeto de una retocadita para dejarla más presentable a los ojos de los fieles que a ella asisten.

Los alarifes y albañiles encargados de las restauraciones se encontraban todavía a medio desarmar un andamio adosado a la fachada a un lado de la entrada principal del templo, y al momento de pasar Almudena y el mudo, cayó del andamio un trozo de cemento que vino a rebotar en la cabeza del que jamás había pronunciado palabra alguna. Al sentir el dolor del porrazo, el mudo llevó ambas manos a la cabeza y...gritó: " ME CAGO EN MI PADRE !!!".

Ante la consumación del milagro tan deseado, Almudena cayó de rodillas y abrazando al crío clamaba a los cuatro vientos: " Milagro, milagro, Señá Santa Ana hizo el milagro, milagro, milagro !!!". Pasada la conmoción propia del emotivo momento, Almudena se apresuró a llegar hasta las oficinas del telégrafo para enterar a su marido de la milagrosa noticia. El texto que envió rezaba; "Señá Santa Ana hizo milagro punto El mudo habló punto Primeras palabras: Me CAGO en MI PADRE punto Espero respuesta punto.

Un rato después llegó la respuesta de Santiago que, a la letra, decía: " Y yo me CAGO en SU MADRE porque al mudo lo habéis dejado en casa!!!. Atentamente.

Pero, qué quiere Usted?, así son estos negocios de los ultramarinos.

lunes, 4 de enero de 2010

LOS MALOS ENTENDIDOS.



Desde fines del mes de Marzo y hasta fines del de Septiembre, temprano por las mañanas pasan sobre mi casa, de oriente a poniente ,parvadas de Pericos Verdes, conocidos también como Esmeraldas, dejando oir desde lejos su estridencia y algarabía hasta posarse en las ramas de un viejo Cedro, que ya está casi seco, que creció en lo que ahora es parte de mi jardín a orillas de la Laguna de las Ilusiones. Al poco rato de entreternos con sus gritos y revoloteos y de verlos parados -casi siempre- en parejas en las ramas más altas en donde el sol hace lucir sus verdes túnicas, reanudan el vuelo cruzando la Laguna con rumbo al Poniente. Por las tardes, a eso de las cinco comienzan a regresar a sus nidales haciendo, casi siempre, otra escala en nuestro Cedro.

Este Perico Esmeralda habita desde el sur de México hasta el norte de Nicaragua, y sus nidos y habitaciones los construyen, por lo general, en las ramas más altas de árboles secos que pueden escarbar y acondicionar con mayor facilidad. Cuando pasan en parvadas pequeñas y tienes tiempo de contarlos, te das cuenta de que casi siempre son en números pares y permanecen en parejas mientras toman descansos durante sus travesías.

Los Pericos Verdes han sido tradicionalmente famosos por los cuentos, picarescos con frecuencia, en los que la tradición popular los ha hecho protagonistas, y con gran éxito por cierto !!.

Uno de esos cuentos podría ser más o menos así: hubo una vez en una pequeña ranchería de Tabasco, una granjita que, como todas en esos tiempos, tenía un corral en el que habitaban unas cuantas gallinas medio piojosas y unas tres o cuatro cotorritas verdes que compartían esa plaga en sus plumajes que empezaban a ralearse. Para tratar de atender a las gallinas en algo de lo que pudiera ofrecérseles había un gallo que alguna vez fúe joven, apuesto, mandón y muy cumplidor. Mas todos sabemos, algunos de oídas y otros por propias experiencias, que todo por servir y acaba por NO servir. Aquellas características pasaron a mejor vida.

Para la correspondiente atención de las cotorritas trataba de subsistir un maltratado cotorrón que compartía con el viejo gallo la declinación -cada vez más acelerada- de sus capacidades satisfactorias para el sexo opuesto. El gallo tenía que ser despertado de madrugada por alguna de sus frustradas compañeras para que ordenara al sol que iniciara su recorrido por el horizonte; todos hemos sabido que esas órdenes sólo las acata el Astro Rey si van contenidas en las notas del marcial canto que caracteriza a estos plumíferos. Pero en este caso nuestro héroe ya solamente emite sonidos extraños que más se asemejan a ruidos intestinales de media digestión. Sus plumas ya son escasas y sin brillo alguno, su otrora hermosa y enhiesta cola hoy es apenas un conjunto de cañones de las que fueron plumas entre las que asoma la punta del "tis".
Por lo consiguiente, el cotorrón viejo viene a ser una copia al carbón de su compadre el gallo.

Así pasaba la vida --Sic transit gloria mundi diría el Dante-- en aquel corral que decaía y se apagaba día tras día ... pero una mañana una de las gallinas comenzo a cacarear a voz en cuello: compañeras de infortunio, me ha llegado la buena nueva de que este mediodía se instalará en este corral, para hacerse cargo de nuestra "educación", el Maestro Perico el de los Palotes !!. Se dice que por su oficio lo conoceréis y, si además ostenta el título de Maestro, imaginemos por un momento la de maravillas que podrá enseñarnos para educarnos como se debe a señoras gallinas de nuestra alcurnia. La tres o cuatro cotorritas escucharon con atención la entusiasta perorata de la gallina y consideraron que ellas también tendrían derecho al beneficio de esas doctas enseñanzas, sobre todo siendo el Maestro alguien de su misma raza.

De inmediato procedieron todas a acicalarse lo mejor posible para causar buena impresión a Perico el de los Palotes, y para el mediodía ya estaban muy alistranadas y esperando impacientes el arribo del Maestro de los Palotes. Por fín se escuchó detrás de una mata de caimito un vigoroso aletear e hizo su aparición el Maestro. Desde que se posó en tierra se hizo notar su gallardía y prestancia, su vestimenta, especialmente pulida, de un refulgente Verde Esmeralda casi cegó a las dispuestas discípulas, sus anteojos montados a mitad de su corvo pico lo dotaban de una aureola de sabiduría y experiencia de la vida. Todo y mucho más de lo que las gallinas habían llegado a imaginar.

Don Perico el de los Palotes se paseó con gravedad frente a las gallinas y cotorritas que se habían formado ordenadamente, emitiendo pequeños graznidos que parecían ser de satisfacción ante lo que se mostraba ante sus ojos. Terminada su inspección se plantó ante el grupo, abrió la cartera que llevaba bajo una de sus alas y, tras un leve carraspeo, dijo así:

Señoras gallinas y cotorritas de este corral, he sido muy honrado al haber sido designado personalmente por la Maestrelba Cotorrona para hacerme cargo de dar inicio a los trabajos de alfabetización de los corrales de esta ranchería de "Quitacalzón" y en este momento en que declaro solemnemente iniciados los trabajos a mí encomendados, hago entrega a ustedes del material didáctico que con tanto esfuerzo les obsequia el Gobierno de la República.

Daremos inicio de inmediato a nuestras labores para lo cual todas ustedes deberán hacer cuatro planas completas de PALOTES para su evaluación inicial, y poder continuar más adelante con el aprendizaje de todo el abecedario.

WHAT? cacarearon a una gallinas y cotorritas y se abalanzaron para pambacear nutridamente a la pinche gallina que, por rumoróloga, las había emcampanado a lo puritito GUEY.

El Maestro de los Palotes dejó tierras tabasqueñas pasadas unas pocas semanas, pero lo hizo muy herido en su amor propio por las maledicencias de algunos tabasqueños chismosos y de muy mala leche. Qué creen ustedes , gente de buena fé ?, pretendieron endilgarle , seguramente por la coincidencia en el colorido de ambos, la paternidad del Niño Verde, excelsa rata de dos patas que trama sus variopintos trinquetes arrellanado en su escaño de senador de esta fallida república. Háganme ustedes el refabrón cavor !!!.

viernes, 1 de enero de 2010

ES QUE YA NO HAY RESPETO.

Arthur Conan Doyle, nació en Edimburgo en 1859 y murió en Crowborough, Reino Unido, en 1930.
Estudió la carrera de medicina para ejercer la profesión desde 1881 hasta poco después de finalizada la Primera Guerra Mundial. Con tal carácter participó en la campaña del Sudán en 1898 y en la Guerra de los Boers (1899-1902) en el ejército británico.
Mientras ejercía como médico fué también novelista y escritor de novelas policíacas; para redondear un poco sus escasos ingresos, publicó en 1887 su primera novela policiaca a la que puso por título "Estudio en Escarlata", que se convertiría en la primera de las sesenta y ocho en que aparece como protagonista principal uno de los detectives literarios más famosos de todos los tiempos : SHERLOCK HOLMES.

Sherlock Holmes llegó a alcanzar tanta popularidad entre el público lector, que se convirtió en un mito literario a su propio creador. El inseparable acompañante y relator de las aventuras del famoso detective lo fué el Dr. John H. Watson.

Conan Doyle dotó a su personaje de ciertos rasgos muy reveladores de los estereotipos de la clase alta de la época victoriana: afición a la cocaína, destreza para la música -violín particularmente-, bruscos accesos de euforia y melancolía, misoginia y, por supuesto, patriotismo incondicional al servico del imperio inglés. Físicamente lo conformó como un hombre alto y delgado, de narís larga y ganchuda proyectada hacia delante entre dos ojos grises de mirada centelleante. Extremadamente pulcro en el vestir, completaba su atuendo diario con la frecuente pipa en la boca, la lente de aumento, la capa, y la gorrita -medio ridícula- que en Inglaterra se conoce como "de cazador de venados".

La industria norteamericana del cine pronto encuentra en Sherlock Holmes un personaje de ficción muy interesante, al que le ven posibilidades positivas para hacer buen negocio filmando películas con argumentos basados en las novelas policiacas que lo tienen como protagonista central. Y así esos productores cinematográficos escogen al actor de orígen inglés Basil Rathbone quien, en la opinión de un parte considerable del público, ha sido considerado hasta la fecha como el que mejor pudo encarnar al genial detective creado por Conan Doyle.

Las características físicas y la personalidad de Rathbone coinciden en muy buena parte con aquellas que le fueron atribuídas a Holmes por su creador, y a la vez seleccionan al actor norteamericano Nigel Bruce (1895-1953) para interpretar al Dr. Watson.
Rathbone y Bruce filmaron juntos doce películas entre 1939 y 1946 con argumentos basados en novelas de Conan Doyle sobre casos resueltos por Sherlock Holmes.
Estos son los títulos de esas doce películas:

1.- Las Aventuras de Sherlock Holmes. (1939);
2.- El Sabueso de los Baskervilles. (1949);
3.- La Voz del Terror. (1942);
4.- El Arma secreta. (1943);
5.- Sherlock Holmes enfrenta a la Muerte. (1943);
6.- La Mujer araña. (1944);
7.- La Garra Escarlata. (1944);
8.- La Perla de la Muerte. (1944);
9.- La Mansión del Terror. (1945);
10- Persecución en Argel. (1945);
11- Terror en la Noche. (1946);
12- Vestida para Matar. (1946).

Para hoy, 1° de Enero de 2010, está anunciado en nuestro país el estreno de la más reciente versión de una aventura de Sherlock Holmes, que lleva por título el mismo nombre del detective. Bajo la direccion de Guy Ritchie y con locaciones en Londres, Manchester, Liverpool y Chatham en Inglaterra, así como la ciudad de Nueva York en los Estados Unidos, los actores Robert Downey Jr. y Jude Law tiene a su cargo los roles de Sherlock Holmes y el del Dr. Watson respectivamente.

Para mi gusto, en esta ocasión, Holmes y Watson aparecen en una producción muy al estilo de James Bond: explosiones espectaculares, pistolas accionadas diestramente por ambos protagonistas indiscriminadamente que al mismo tiempo son expertos karatecas, así como un generoso derroche de bombazos y cañonazos de gran calibre; vestuario que no guarda similitud con el que fué descrito por el creador de los personajes..., pero, eso sí, ambos actores son muy bonitos !!!.

Es por ello que me siento inclinado a comparar esta versión de Sherlock Holmes y a sus intérpretes, con una versión de pesadilla de Don Quijote de la Mancha con John Wayne en el papel de El Quijote, y con Jackie Chan representando a su fiel escudero Sancho Panza.
Sólo por un momento imaginemos a Don Quijote abatiendo con metralletas y rifles AK-47 a los molinos de viento que lo habían vapuleado poco antes; o a Sancho Panza dispersando a golpes y patadas de karate y de tae kwan do a las manadas de borregos que su amo tomó por un ejército que le atacaba...

Quiero creer que, como decían antes las viejitas de mi pueblo, todo esto que está sucediendo se debe solamente a que " YA NO HAY RESPETO".